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Budismo_Tibetano

Introducción a la Meditación Mahamudra

Introducción a la Meditación Mahamudra

Introducción a la Meditación Mahamudra
por Shamar Rinpoche

Aquí, en Singapur, ustedes suelen llevar a cabo con mucha frecuencia la práctica de Chenrezy. La meditación de Mahamudra puede combinarse perfectamente con ella. Es lo que viene a denominarse como:  la práctica conjunta de Mahamudra y Maha Ati.
De hecho, existe un linaje que  se caracteriza por la práctica de ambas conjuntamente. Me gustaría, por tanto, ofrecerles hoy una enseñanza al respecto que les capacite para ello.

 

 

Generalmente, en la práctica Vajrayana, la visualización de las deidades se emplea como un medio de purificación del que podemos servirnos para alcanzar la iluminación en esta vida. A esta fase se le atribuye el nombre de "la etapa del logro". Una vez que la deidad es absorbida en el interior del practicante, éste tratará de focalizar la atención en la naturaleza de la mente. La importancia de la realización de esta práctica meditativa es indudable porque puede determinar lo que vaya a ocurrir en el momento de la muerte, propiciando que en caso de acaecer se produzca la iluminación de forma inmediata.

 

La práctica de Mahamudra y Maha Ati son una y la misma.

En definitiva cuando se combinan ambas prácticas,  la meditación de Mahamudra ejercerá su influencia durante el proceso de la muerte, mientras que la práctica de Chenrezy lo hará durante la vida.

La realización diligente de ambas desde ahora mismo propiciará el logro de la iluminación durante el bardo (estado intermedio después de la muerte).

En la práctica Vajrayana podemos distinguir dos etapas: la primera es conocida como el estadio del desarrollo y la segunda como el de la realización o absorción.

La primera etapa  purificará el nacimiento en el samsara. La segunda purificará el proceso de la muerte. De este modo, todo queda purificado y se alcanza la iluminación.

Basta con la simple visualización de Chenrezy para que la mente se vaya purificando poco a poco y en consecuencia ya  no será  necesario  renacer por mucho más tiempo en el samsara. Al contrario que un cuerpo o una vida comunes, la manifestación de Chenrezy no surge de una mente dualista, de un karma negativo, de una emoción o de un ego sino que brota de la compasión y se orienta a la liberación de todos los seres sintientes. De este modo puede decirse que un aspecto (la manifestación de Chenrezy) es el método y el otro aspecto (su cuerpo o su vida) es la meta.

Después, la manifestación de Chenrezy creada durante la meditación es absorbida en el interior del practicante, al tiempo que él mismo desaparece. A continuación, y sólo entonces, podrá orientarse hacia la meditación de Mahamudra.

La práctica adecuada de la meditación Mahamudra exige un conocimiento preciso  acerca de la naturaleza de la mente. La mente no es ni forma ni materia, ni existe como  una clase de cuerpo físico. Es un continuo fluir de patrones de pensamientos que tal como emergen, desaparecen siguiéndose uno a otro en rápida sucesión.

Es decir, que un pensamiento conduce a otro y así sucesivamente.

El origen de los pensamientos reside en la mente y  constituyen el aspecto ilusorio de la misma.

Son incontables y  fluyen simplemente al igual que lo hace el agua de un río que se renueva a cada instante. De igual manera, la mente presenta nuevos pensamientos momento a momento..

En su apariencia más superficial, todos nuestros pensamientos son diferentes, pero atendiendo a su naturaleza todos ellos son lo mismo. Así es la naturaleza de la mente. A diferencia de la materia, tiene la capacidad de comprenderse y clarificarse a sí misma. Es pura consciencia y tiene el poder de conocer y sentir. Cada cosa que se ve, se oye o se siente es en primer lugar procesada por la mente que tiene el poder de conocer de comprender , de darse cuenta y de crear consciencia. Pero los pensamientos, en si mismos, son todos uno y de idéntica naturaleza.

Son todos ellos una ilusión  al igual que un espejo que refleja cualquier cosa que se ponga ante él. Por ejemplo, si 100 personas se colocaran frente a uno, él devolvería la imagen de cada una de ellas, pero ninguna de las caras reflejadas existe realmente. Todos los pensamientos que surgen en la mente son como las caras en el espejo. Cada pensamiento depende de su objeto; si no hay objeto, no hay pensamiento. Cuando la mente se enfoca en un objeto, un pensamiento emerge, pero es como un espejismo. Cualquier cosa que uno siente, oye o ve a través de sus ojos,  inmediatamente se convierte en un pensamiento. Pero en realidad, tal pensamiento  carece de una existencia intrínseca.

Ninguno puede existir por sí mismo porque dependen de su objeto.
Veamos, esto es similar a como cuando yo miro a esos dos señores que están delante de mí. Uno tiene una barba blanca y el otro no. En este momento, su presencia hace que surjan dos pensamientos en mi mente. Pero ellos no tienen una existencia verdadera, son simplemente una ilusión. Las mentes de los seres están llenas de  pensamientos relacionados con los fenómenos externos y eso crea
mucha confusión.

 

Darse cuenta de la verdadera naturaleza de la mente libera del pensamiento dualista. Usamos  el pensamiento dualista cuando tocamos, miramos algo, o incluso cuado imaginamos algo: por ejemplo, yo puedo imaginarme a esta señora que tengo enfrente con la misma barba que tiene ese otro hombre. ¿por qué puedo hacer esto? Porque mi imaginación depende de cosas que existen y mi mente siempre puede pensar en algo que existe.

Cada vez que pensamos en algo lo hacemos de una manera dualista. El estadio de iluminación de la mente sucede cuando se está completamente libre de pensamientos dualistas. En ese estado, la mente nunca puede ser confundida.

Tal es la correcta visión o la correcta comprensión de la naturaleza de la mente.

Por lo tanto, mantengamos esta visión correcta como un apoyo a la meditación y enfoquemos nuestra mente en si misma. Existen dos formas de hacer esto:

por un lado, podemos observar la mente; es decir, observar como existe o está existiendo. En lugar de permitir que la mente se distraiga con objetos externos, la enfocamos sobre si misma intentando aprehender su propia naturaleza. Si examinamos cada uno de nuestros pensamientos, para ver su existencia real; en última instancia llegaremos  a darnos cuenta de que no existe ni un simple pensamiento. Esto es una de las formas de acercarse a la aprehensión (comprensión)de la naturaleza de la mente.

Por otro lado, podemos reposar la mente en si misma y mantenerla libre de pensamientos, enfocando la atención en nada pero manteniendo esa consciencia.

 

Existen dos maneras de usar el enfoque de la mente y se pueden usar alternativamente. A veces, si surge el aburrimiento durante la práctica de descansar y mantener sin más esa consciencia de la mente, se puede cambiar a una forma más analítica de examinarla.
Para ello, se trata, de crear primero un pensamiento sensitivo como el enfado. A menudo, un buen practicante usa sus emociones como objeto de su meditación. Las emociones son muy sensitivas y es más fácil poner la atención sobre ellas. Esto permite, sin duda, examinarlas mejor hasta lograr una experiencia de primera mano sobre su verdadera naturaleza. En definitiva, nos daremos cuenta de que no existen. De este  modo las emocione nos son útiles. Es por este motivo que los meditadores, en lugar de abandonar las emociones, las usan como objeto de atención en su meditación. Esta actitud no lleva  a incrementarlas, sino que, por el contrario, las hace desaparecer. Es así como  cualquier emoción sensitiva puede ser usada por una meditación analítica y el resultado que se obtiene es la experiencia de una clara y vacía consciencia, la verdadera naturaleza de la mente.

En esto consiste la meditación "vipassana" y de su práctica deviene la iluminación. Los diferentes niveles de la meditación vipassana son explicitados en el Mahamudra, que es así como se denomina.
Existen muchos libros sobre el "Mahamudra" que proporcionan la información referente a la meditación vipassana y cabe decir que todos los tipos de meditación vipassana son los mismos en esencia.

"Semngo" es la palabra tibetana que designa la meditación. "Sem" significa mente y "ngo" cara. "Semngo" significa  la "naturaleza de la mente" o "meditación sobre la naturaleza de la mente". Enfocando nuestra atención sobre la mente misma descubriremos su verdadera naturaleza. Cuando se da la purificación de la mente los aspectos ilusorios de la misma desaparecen  naturalmente. Y para que esta purificación suceda la mente tiene que estar libre de pensamientos y enfocada en sí misma.

Existe un  método a modo de  atajo que consiste en hacer primero la práctica de Chenrezy. Esta práctica  es un método poderosamente condensado a cuyo través se accede al "Semngo", el estado de logro de la mente. "Semngo" es muy profundo. El  Dharmakaya es  "Semngo".
La práctica de Semngo es la forma de desarrollar/realizar  el Dharmakaya. El Dharmakaya está dentro de Semngo. El nivel de bumi de Bodhisattva que consigamos dependerá del grado/nivel de Semngo alcanzado. La total realización de Semngo supone alcanzar la iluminación o el estado de buda.

Cuando practicamos "Semngo" o incluso cualquier otra práctica, la disciplina es muy importante porque nos ayuda a no ceder ante los obstáculos. A este nivel, hay que cuidar la postura/posición sentada durante la meditación observando con precisión la enseñanza acerca de los siete puntos a tener en cuenta relativos a la postura correcta. En el caso de la  meditación Semngo, por ejemplo, se hacen descansar las dos manos sobre el regazo colocando la mano derecha encima de la izquierda y los dos pulgares en línea tocándose el uno al otro en sus extremos. La espalda se sitúa en un nivel un poco  elevado respecto al plano y las rodillas reposan en un nivel más bajo. La columna vertebral tiene que estar recta y el estómago algo sujeto y un poco curvado hacia adentro. Esto ayuda a dar fuerza y claridad a la mente. Los ojos, no miran hacia arriba sino formando un ángulo ligeramente inclinado hacia abajo. La boca se mantiene suavemente cerrada y la respiración se realiza principalmente a través de la nariz. En lo que se refiere a la colocación de las piernas se pueden adoptar,  bien la posición de loto total, bien la de semi-loto, o si no,  con la pierna izquierda dentro y la derecha fuera a semejanza de Tara Verde.

 

Otro aspecto importante a considerar de cara a favorecer la práctica de la meditación es la alimentación. Es recomendable comer con moderación. Imaginemos que el estómago fuera una caja o contenedor.
Pues bien, 2/3 podrían llenarse de comida pero  el 1/3 restante debería permanecer vacío. En resumen comer demasiado no es bueno porque obstaculiza la meditación. Tampoco es recomendable comer después de la 1.00 pm. porque produce somnolencia. Esta es la razón por la que los monjes, normalmente no comen (algunos incluso ni beben) después de la 1.00 pm. Intentad observar la disciplina arriba mencionada.

La gente que está acostumbrada a comer mucho puede seguir esta disciplina durante uno o dos días, y no estarán hambrientos. Tendrán que ser pacientes ya que les llevará alrededor de un par de días acostumbrarse a los nuevos hábitos alimenticios. Si sienten  demasiada hambre pueden comer algo de fruta o algo ligero. El hambre no es realmente un problema. No es realmente un sufrimiento y no debería dársele mucha importancia. Desde el punto de vista social se tiende a pensar que  uno debe comer o sino estará hambriento. El  hambre es visto así como un sufrimiento que nadie tiene que
soportar. En realidad un poco de hambre no es ningún problema. Por supuesto que no tener nada para comer es terrible, pero no lo es  experimentar una ligera sensación de hambre. Una dieta adecuada es muy importante para la meditación.

Si al practicar de esta manera la meditación surge algún problema  el Rinpoche residente aquí os guiará .

El resultado de la meditación realmente dependerá de cuan diligentemente se practique. Cuanto más se practica antes se acostumbra uno a ello.

La mente es pura, naturalmente pura; y la mente es vacía. Por el contrario, tenemos el hábito fuertemente arraigado de crear pensamientos y por ello es preciso cambiarlo por otro. Cuando la mente se estabiliza y no se piensa demasiado, se desarrolla un nuevo hábito: el de enfocar la mente sobre la naturaleza de la mente; el de abrir  la mente a ver la naturaleza de la mente.

Y de este modo la mente  no aparecerá como aburrida, o embotada sino llena de sabiduría.

La meditación no requiere un horario especial; la mañana o la tarde están bien por que la mente siempre está con nosotros. El horario no influye en la mente.

Por supuesto que hay que dormir, trabajar, etc... pero cada vez que haya tiempo libre usémoslo para la meditación. De esta manera los progresos llegarán en poco tiempo.

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